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UNA DESCRIPCION DE MOVIMENTO AUTÉNTICO

“El Movimento Auténtico posibilita la reconexión de cada ser con su mundo interior de imágenes, sensaciones, emociones, dando lugar al emerger tanto de aspectos negados, desconocidos de uno mismo como de un potencial y fuerza creadora aún no manifestadas. Esta reconexión facilita la apertura de un nuevo estado del ser caracterizado por una relación más armónica entre las diversas partes, armonía que no es estática y que emerge desde la percepción directa de la unión inicial entre cuerpo y psique, conciente e inconsciente, uno mismo y el universo”.

(Karin Fleischer).

La disciplina Movimiénto Auténtico fué creada inicialmente por Mary Whitehouse entre los años 50 y 70. Bailarina, docente y pionera en dance/movement therapy integró sus conocimientos relativos al cuerpo y al movimiento con principios de la psicología analítica de C. G. Jung.

Whitehouse focalizó su trabajo en la exploración de la experiencia interna de cada individuo, su interés residía en descubrir y comprender aquello que mueve a la persona desde adentro.

Ella expresaba que “el movimiento para poder ser experimentado debe ser encontrado en el cuerpo, no puede ponerse desde afuera como un vestido. Existe en cada uno aquello que nos ha movido desde el origen, eso mismo que nos puede liberar” (1963).

Mary describía la experiencia de movimiento auténtico como “moverse y ser movido” al mismo tiempo. Al comenzar a manifestarse este balance uno pierde la ilusión de ser otra cosa que el propio cuerpo. Al hacer esto, aquello que se afirma esencialmente no es el conocimiento del cuerpo sino el cuerpo.

En Movimento Auténtico, inicialmente el énfasis está en posibilitar un estado de apertura a los contenidos del inconsciente. Esta apertura al inconsciente constituye el primer paso o primera etapa y se manifiesta a través de una actitud de entrega en oposición a una de control, en el “dejar que algo suceda” o en la experiencia de “ser movido/a”.

Características de esta primera etapa es la “escucha” y una forma de describir este primer paso es justamente a través de la actitud de “permanecer en una espera abierta hasta que algo suceda”.

No se trata de decirle al cuerpo que hacer, sino de posibilitar en el mismo un estado de receptividad y de escucha, para poder recibir, acoger aquello otro desconocido, que me permita salir del círculo vicioso de lo ya sabido e interpretado.

Movimiento Auténtico puede definirse también a través de la relación entre una persona que se mueve (mover) y una persona que mira dicho movimiento (testigo).

La naturaleza particular de la relación entre mover y testigo crea un espacio de seguridad y contención que posibilita el emerger de material inconsciente a la conciencia.

La persona que se mueve trabaja con los ojos cerrados. No hay estímulos ni directivas desde afuera.

La intención es escuchar internamente y esperar que surja algún impulso.

Estos impulsos pueden emerger a través de imágenes, sonidos, sensaciones físicas o de una emoción.

Whitehouse describe de este instante como “un esperar abierto…un vacío en el cual algo puede suceder. El ser espera hasta que siente un cambio, al sentirlo empezar lo sigue hacia donde el impulso va, es como seguir un camino que se abre por delante a medida que uno lo transita” (1963).

Mientras tanto la persona que es el testigo busca un espacio en la sala donde sentarse y mirar.

El rol del testigo es esencial al desarrollo de esta forma. La presencia de otro ser cuando uno se abre a explorar lo desconocido refleja la necesidad humana de seguridad y contención.

La/el testigo de este trabajo, debe brindar atención no solo a lo que está haciendo la otra persona (mover), sino también a su propia experiencia interna en respuesta a esa acción, ya sean sonidos, silencio, movimiento o quietud.

Janet Adler, quien fue discípula de Mary Whitehouse y ha contribuido al desarrolllo posterior de este trabajo, describe la acción del testigo como la de “escuchar, ofreciendo una cualidad específica de atención y presencia a la experiencia del otro ser” (1985).

Cuando el testigo está plenamente vivo para el que se está moviendo, está a su vez, paradójicamente completamente presente con relación a su propia experiencia interna.

Asi pues el testigo es responsable de mirar al mover y también a sí mismo. El testigo no representa o actúa su propia experiencia, la atestigua.

Despues de la experiencia de movimiento, mover y testigo usualmente se juntan a hablar sobre el material que ha emergido. La posibilidad de hablar sobre lo que uno ha vivenciado es un paso esencial en la integración del inconsciente a la conciencia.

Siempre el mover habla primero, luego el testigo ofrece su propia experiencia…Sin embargo. Así como es válido el compartir verbal, también puede la persona elegir permanecer en silencio.

Hay otras maneras de dar forma a lo que ha sucedido.

Este “dar forma” al material emergente, a través de dibujos, arcilla, pintura, escritura, danza u otros medios expresivos, es un paso necesarío, ya que aún las experiencias mas fuertes pueden regresar al inconsciente cuando no son cuidadosamente integradas a la conciencia.

Aunque inicialmente el trabajo del mover es el foco principal para ambos mover y testigo, la realidad interna del testigo parece ser tan vasta, compleja y esencial al proceso como el mundo interior del mover.

Con el movimiento de uno como catalizador, testigo y mover trabajan juntos, refinando a través del tiempo su capacidad para poder integrar la experiencia de material inconsciente a la conciencia.

A través de sucesivas experiencias de sentirse aceptado por el/la testigo, sin juicios, proyecciones, ni interpretaciones, el mover puede comenzar a internalizar esta función, la cual facilita el desarrollo de su propio testigo interior.

Adler (1985) expresa que este proceso “parece suceder del mismo modo que un bebé sin aún sentido propio de su persona, lo comienza a desarrollar a partir de la relación con su madre”.

Aquí lo que se internaliza es la posibilidad de ser aceptado como uno es.

En este espacio de confianza y seguridad creado a partir de la aceptación incondicional y de la presencia del testigo, cada individuo siente una creciente libertad para entregarse a sus propios impulsos interiores y comienza así a reconocer, diferenciar e integrar este mundo interno de sensaciones, imagenes y emociones. Ambos, mover y testigo inician su propio camino de autodescubrimiento y transformación, al traer a la luz de la conciencia lo que alguna vez estuvo latente, sin forma y desconocido.

MOVIMIENTO AUTÉNTICO Y EL TRABAJO PSICOANALÍTICO.

Hay similitudes entre un tratamiento psicoanalítico y Movimiento Auténtico. En psicoanálisis, sobre todo en sus principios, el cliente se situaba de forma que no veia al analista durante el transcurso de la sesión. En Movimiento Auténtico, el mover no ve al testigo debido a que trabaja con los ojos cerrados. Este hecho pareciera tener suprema importancia en ambas tradiciones.

Semejante formato invita a entregarse al devenir de un proceso – el de la asociación libre.

En psicoanálisis, el cliente es estimulado principalmente a desarrollar y usar el modo de la asociación libre. De manera similar, el mover, en la disciplina de Movimiento Auténtico se embarca desde el inicio en un proceso de asociación libre, pero a nivel no-verbal.

Debido a la sabiduría natural del cuerpo y a su capacidad de almacenar cada memoria a nivel oseo, Movimiento Auténtico es particularmente apropiado para aquellas personas que han tenido una experiencia traumática temprana, especialmente pre-verbal.

Ambas disciplinas pueden ayudar a individuos que poseen una estructura egoica suficientemente desarrollada que le permita elegir y sostener una exploración extensiva del inconsciente.

La mayor diferencia entre ambos modos es que en análisis el cliente usualmente permanece en quietud, en cambio el mover corporeiza activamente el material. De esta manera, la experiencia de “ser mirado” se incrementa y expande.

Dentro de este marco psicoanalítico en Movimiento Auténtico, el mover se percibe a sí mismo limitado a su cuerpo personal. Las cualidades de tiempo, espacio y peso son específicas y con directa relación a la experiencia de su propio cuerpo. Su cuerpo es su ego.

La actitud del testigo hacia el mover es nutricia, protectora y empática a veces. El testigo reconoce la dependencia del mover para con el/ella y comprende su valor. La posibilidad de hablar luego de la experiencia de movimiento aporta claridad y organiza lentamente el material dentro de un contexto psicodinámico. Este compatir reduce tensiones y expande la comprensión en ambas personas.

MOVIMIENTO AUTÉNTICO Y PRÁCTICA MEDITATIVA.

Hay un momento dentro del proceso de investigación de Janet Adleren el que se da cuenta de que el marco referencial psicodinámico empieza a resultar limitado y que se necesita una forma más amplia a partir de la cual poder comprender este proceso. Comenzó a ser aparente que las raices de la disciplina de Movimiento Auténtico se expandian más alla de lo originalmente concebido. La teoría psicodinámica de la estructura egoica era solo una raíz. Y se empieza entonces a articular algunas de las similitudes y diferencias entre Movimiento Auténtico y la Práctica Meditativa con sus raíces en la filosofía Oriental.

En ambas disciplinas la atención principal corresponde a la relación entre acción y observación. Sin embargo en meditación, ambos, el testigo y la actividad son internos. Usualmente el meditador no mueve activamente su cuerpo aunque su experiencia del mismo es un aspecto muy activo de este proceso. Aprende a ser un observador sin distracciones de su cuerpo y de su mente. La actividad en meditación es la de la mente activa, la cual incluye automáticamente al cuerpo y sus sensaciones.

La disciplina de Movimiento auténtico, en un nivel básico, es respecto a la relación entre dos personas, el testigo y el mover. Inicialmente uno sostiene la función de aquel que mira y el otro la

función de aquel que es mirado. Sin embargo, a medida que el trabajo se desarrolla, un testigo consciente emerge en la mente del mover, y concomitantemente actividad inconsciente surge en la experiencia del testigo. De forma creciente, como el meditador, ambos, mover y testigo sostienen la tensión y la unión de estas polaridades dentro de sí mismos.

En ambas disciplinas, Movimiento Auténtico y meditación hay un esfuerzo continuo con relación a la mente consciente, al interferir la misma habitualmente con una escucha más profunda buscada en ambas prácticas. En ambas formas de trabajo muchos años de compromiso son necesarios para el continuo desarrollo del proceso, el cual puede brindar experiencias de balance, claridad e integridad.

La diferencia principal entre ambas es que la meditación requiere una postura corporal específica. En Movimiento Auténtico el “modo correcto” es definido a traves del movimiento mismo, no a traves de una forma corporal específica sino solamente a través de las figuras o formas que van despertando o son despertadas desde la psique, el espiritu o el Sí mismo.

Las personas que práctican seriamente meditación o Movimiento Auténtico son personas con conciencia de sí mismas, con habilidad para concentrarse y curiosidad respecto a lo desconocido.

Cuanto más tiempo son practicadas, mayor es el desarrollo de la mente observadora (mente testigo).

Semejante desarrollo produce una sensación de claridad con relación a la propia conducta externa o interna.

Tras lo expuesto, me gustaría recalcar la importancia de que el testigo aprenda las diferencias sutiles entre permanecer en quietud permitiendo que la experiencia suceda, y hablar sobre la misma. Así como también debe aprender, a discernir respecto a las experiencia personales y transpersonales en su cuerpo al mirar, tanto como qué compartir con su mover sin olvidarnos nunca de nuestro objetivo. Ampliar conciencia.

Hay momentos en los que el mover no parece limitado a su cuerpo personal. Su energía no esta allí contenida y las cualidades de tiempo, espacio y peso no son específicas. Dichas cualidades no son vivenciadas con relación al ego corporal.

Pareciera que en estas circunstancias las dinámicas de transferencia y contratransferencia, asi como hemos llegado a comprenderlas en un trabajo terapéutico, son menos centrales, presentan menos ataduras y por lo tanto se expanden.

El testigo puede experimentarse a sí mismo más allá de su personalidad a medida que comparte el mismo campo energético con el que se mueve. El testigo mira con menos juicio, proyección y participación respecto del contenido. Hablar a posteriori a menudo no ayuda. No existe la misma necesidad de aclarar, organizar y comprender el material dentro de un marco de referencia psicodinámico. Sobre todo no se analiza ni se interpreta la esperienia. En estos momentos hay una experiencia de no límites. Hay una sensación de claridad interna y externa, un sentimiento literal de ausencia de densidad, no hay obstrucciones, no hay lugar en el cuerpo a través del cual la luz no pueda pasar. En estas situaciones el cuerpo se vuelva la vasija a través de la cual la energía o luz pueda pasar sin ser obstruida.

¿PUEDE UNO ALGUNA VEZ PRACTICAR MOVIMIENTO AUTÉNTICO SIN TESTIGO?

Ciertamente, dentro de un contexto terapéutico, el testigo es esencial. Mientras la persona está desarrollando un testigo interior “suficientemente bueno” y mientras el fenómeno de tensión, básico para el crecimiento sea aparente, la presencia de un testigo externo es crítica. Cuando lo desconocido es explorado a través del encuentro con la actividad inconsciente, hay a menudo un elemento de miedo y/o reverencia. La presencia de otro en ambos casos puede ser una respuesta a la necesidad humana de contención, seguridad i balance.

Una de las primeras experiencias en la vida, es la de ser mirado/a. Los padres miran a su bebé. El bebé mientras crece a través de su infancia hacia la madurez atraviesa infinitas experiencias de ser mirado y de mirarse a sí mismo. Este podría ser un modo de describir el desarrollo del sí mismo.

Resulta interesante observar que en nuestro trabajo el ser mirado/a precede inevitablemente al mirarse a si mismo/a: “No puedo mirarme a mí mismo/a aquí. Primero, tú me miras así como soy en este espacio desconocido, luego empiezo a mirarme a mí misma en forma nueva”.

Mirarse a uno mismo en Movimiento auténtico puede únicamente desarrollarse a través de una extensa experiencia, primero como mover siendo mirado por un testigo. Debido a este ser mirado por un testigo, la persona automáticamente desarrolla un testigo interno, que le prepara a su vez para ser testigo de otro…

MOVIMIENTO AUTÉNTICO Y CREACIÓN.

Por otro lado, el Movimiento auténtico sirvió y sirve a diversos bailarines y coreógrafos ( entre ellos, yo misma) como forma de explorar e investigar en la improvisación y como herramienta para la creación, sobre todo en el terreno de la Danza contemporánea.

Quiero destacar el trabajo de K.J Holmes y D.D. Dorvillier en Nueva York, con las he tenido el privilegio de trabajar en el pasado.

Holmes, bailarina, cantante y actriz y professora de la New York University empezó a investigar acerca del proceso de movimiento e improvisación en 1981 y llegó al MA, utílizandolo como herramienta para la improvisación . Y D.D Dorvillier desde 1989 ofrece MA en sus workshops para bailarines y a la primera hora del día, momentos que ella llama de «moving with eyes closed», un MA orientado hacia la creación e investigación del movimiento. Dorvillier recomienda a todos los profesionales de la danza a que practiquen MA antes de empezar con el proceso creativo como forma de incluir el estado interno de los bailarines en la construccion de las coreografías.

SESIONES DE MOVIMIENTO AUTÉNTICO Y CREACIÓN.

En el comienzo de una sesión de este tipo y antes de entrar a hacer Movimiento Auténtico, dedicamos un tiempo a habitar el cuerpo, sentirlo, moverlo, para aumentar la percepción de la experiencia interna ( sensaciones, emociones, imágenes, pensamientos, etc)., con el objetivo de encontrar una manera más consciente de movernos.

La utilización del Movimiento Auténtico posteriormente, puede ser realizado en silencio o aprovecharlo para la exploración del movimiento con o sin musica, con ojos cerrados o abiertos, en resumen, con o sin la aplicación de un estimulo esterno y observar la recepción y reaccion a este estímulo y su relación en como afecta este en el Movimiento Auténtico.

De esta manera, lo que se pretende es poder llevarse la experiencia a la improvisacion con ojos abiertos, y conseguir que no halla conflicto entre la vivencia interna y la expresion de esta hacia afuera. Donde el fuera y dentro conviven amablemente y donde la mente solo trabaja de manera constructiva y aportando consciencia.

Aquí estamos creando la oportunidad y el espacio para «darnos cuenta» de que tipo de relación establecemos entre lo que nos sucede, como nos hace sentir y como nos moviliza y gestionamos este movimiento.

La recogida de lo experimentado anteriormente lo hacemos mediante la escritura autómatica, la pintura, el dibujo, la palabra o la danza. Asi evocamos la experiencia efímera, le damos forma más concretamente, o tambien podemos usar este dar forma para seguir con el flujo de la experiencia simplemente cambiando el vehículo de expresión.

En l’última parte de una sesión de este tipo se rescatan los materiales más relevantes y conectados con la vivencia de cada persona en su movimiento auténtico y con esto se proponen diferentes maneras de jugar e improvisar con estos materiales para que de la manera más orgánica se valla creando una composición instantanea y grupal, la cual si se quiere se puede ir fijando hasta construir una pieza creativa.

Es decir, después del trabajo con Movimiento Auténtico, proponemos diferentes maneras de ir rescatando los materiales más relevantes, que se conectan y de cierta forma resumen la vivencia de cada persona. En este momento, intentamos no condicionar el proceso hacia la creación, sino que dirigimos la experiencia para que la vivencia pueda transladarse desde lo íntimo a la exposición. Para que esto se pueda llevar a cabo hay un trabajo respetuoso, lento y progresivo. Grupo y testigo (persona que lleva la sesión) funcionan como espejo.

Como persona que dirije la experiencia, se requiere de una gran escucha para poder acompañar en el proceso a cada persona y al grupo con mucho respeto. Para que sea posible regoger el impulso creativo en sus diferentes formas de expresion ( mayormente movimiento, però también poética y gráfico plástica) y con ello poder darle forma, y conseguir una experiencia integrada, que pueda ser puesta al exterior.

Los objetivos en este tipo de sesión o laboratorio es mostrar un modelo de proceso de creación y hacer a cada participante acercarse e inspirarse en su propia forma de moverse, y que desde aquí ellos mismos sean los generadores de la materia prima en movimiento, respetando las particularidades y personalidad de cada persona.

La intención es que las personas participantes puedan conseguir una vida más plena desde la ampliación de su conciencia corporal, y que através del Movimiento Auténtico entren en un trabajo de autoconocimiento y desarrollo personal. El hecho de trabajar con personas sin experiencia en las artes escénicas y desde este enfoque de Movimiento Auténtico y Creación ofrece un enrequecimiento, como persona y como creadoras de su propia vida. Una recuperación de todo su potencial creativo.

Estas sesiones son para encontrase con la sorpresa, lo nuevo, lo que hay, lo auténtico. Para ser cada vez más conscientes del movimiento que se genera de forma mecánica o por una exigencia mental y del movimiento que surge desde un impulso corporal espontaneo donde hay entrega a lo que emerja, a lo que hay, sin juicio y con una vivencia de ser un ser integrado cuerpomente.

Gema Díaz

REFERENCIAS

“Tanto si el desafío respecto a lo desconocido sucede a traves de la corporización de la conciencia personal o colectiva, el proceso evolutivo que está viviendo cada uno, como pacientes, terapeutas, artistas, buscadores, se refiere al poder transformador del sufrimiento. La tarea de reconocer, escuchar y luego confiar en nuestra/o guia interior, es por definicion, arduo trabajo. La mayor parte del trabajo en Movimiento Auténtico es difícil, doloroso, redundante y frustrante. Implica esconderse, arriesgarse, la posibilidad de un insight prematuro y la parálisis, tanto como la recompensa. Cuando funciona, como cuando funciona una pieza de arte, la claridad y la simplicidad – el don de la integridad – son supremas”

(Janet Adler).

“Movimiento Auténtico es un camino más – el Tao del cuerpo – un camino que puede guiarnos hacia la unión y la integridad, cualquiera sea su origen o forma de energía, a medida que esta impregna el tiempo y el espacio de nuestras vidas”

(Mary Whithouse,1958)